17 de octubre de 2010

Sin albañiles, pero con muchos abogados

Publicado por: Susana Oviedo | Miércoles 13 Octubre 2010 | 13:10Hs.

Sobre el punto

En uno de los documentales de la serie titulada "BRIC", realizados por el periodista Jorge Lanata sobre las superpotencias Brasil, Rusia, India y China, el colega argentino muestra el museo de Planificación Urbana de Shangai, donde a través de una amplia maqueta se puede apreciar cómo, desde hace años, está proyectada esta ciudad china para el 2020.

Cada espacio en esa gran urbe está pensado de una forma integral. Nada se hace al azar.

Tamaña previsión, automáticamente nos remite a situaciones que se dan en el país, y que demuestran todo lo contrario: en el Paraguay no existe una planificación general que sirva de referencia para el desarrollo regional, departamental y municipal.

Y no nos referimos solo a infraestructura, sino a desarrollo socioeconómico y a un relacionamiento amigable con el hábitat, entre otros aspectos.

La actual expansión urbana que se cristaliza con la construcción, en la capital y varios departamentos, de centros comerciales, proyectos de viviendas, nuevos hospitales, hoteles se ralentiza y desalienta, al tropezar con inconvenientes como la provisión irregular de cemento por parte de la Industria Nacional de Cemento.

Esta empresa pública monopólica arrastra serios problemas de administración, producción y eficiencia, desde tiempos inmemoriales.

Para complicar el escenario, se tropieza con la falta de suficientes albañiles, azulejistas, piseros, carpinteros, electricistas y plomeros.

Descontando a los trabajadores que se marcharon a España, están en la Argentina y ahora van al Brasil para la construcción de estadios con vistas al Mundial de Fútbol 2014, los que quedan no son suficientes para la demanda local. No olvidemos que el auge de construcciones se está dando en todo el país. En contrapartida, el Paraguay está saturado de abogados, más de 24 mil, según el Colegio de Abogados.

Aún así, se multiplican las facultades de Derecho en cualquier punto del país, sin importar que no se cuenta con docentes formados para enseñar en ellas. En lugar de fomentarse la creación de Escuelas Agrícolas, Facultades de Enfermería, institutos de enseñanza técnica -pero de calidad- o ampliarse el número de plazas en la Facultad de Medicina de la UNA, considerando el déficit de personal de blanco.

La muestra de que no existe aún una hoja de ruta es que hace dos períodos legislativos y medio que se arrastra la perentoria necesidad de aprobar una nueva ley de educación superior. Entre otros objetivos, para que se defina una política de Estado de educación terciaria, establecer mecanismos de control -que hoy no existen-, sobre la calidad educativa en las universidades e institutos de educación superior que se multiplicaron como copetines, para masificar aún más la mediocridad. O lanzar al mercado profesionales de pésima formación y que, encima, el país no precisa.

Si existiera un mínimo de planificación en el Paraguay, no se tropezaría con los inconvenientes como la falta de cemento o de mano de obra calificada, porque a partir del diálogo entre los sectores público y privado, todos estarían sincronizados a los mismos ejes de crecimiento y proyección. Esto promovería, entre otros beneficios, la formación de mano de obra conforme a las ofertas laborales que se proyectan generar a corto y largo plazos.

Si existiera una agenda compartida en la que cada actor tenga asignados claramente plazos, tareas y cuotas de responsabilidad, por encima de los gobiernos de turno, hoy estaríamos en condiciones de proyectar, por lo menos, una maqueta imaginaria de lo que será el Paraguay de aquí a 20 años.